Besugos en Barcelona
¿Qué culpa tiene el
simpático pez cuando le comparan con inanes humanos de atropellado
lenguaje? El 21 hay quien piensa que en Barcelona tendrá lugar una
civilizada reunión de luchadores de sumo, moles de carne inteligente
plantada en cimientos de elefante, y no es así .
La reunión esperada
por generaciones independentistas de un gobierno “de Madrid”
entrevistándose todo o por partes con la Generalitat va a
producirse, para venderse al mundo como paso crucial hacia una
independencia proclamada de mentirijillas en sala judicial, como se
verá en próximo espectáculo, y seguirá la fiesta con lazos.
El Gobierno de Sánchez
solo se representa a si mismo y a algunos socios de interés. Lo de
Torra es peor entre el apretar y el aflojar que no se controla y el
Parlament que simplemente flota al pairo frente a la costa por si
llegan vientos del Norte o no se sabe donde. La Balsa de la Medusa es
una buena imagen para ilustrar a los náufragos multicolores del día
21 que harán el gesto de tragar agua salada con ademán de sonreír
mientras los tres antropófagos de la oposición en la orilla les
esperan soñando con un futuro banquete electoral, proclamándose
salvadores de España y la Constitución una vez más, una vieja
costumbre española que se mantiene.
El Gobierno no tiene
autoridad para discutir nada de lo que Torra pretendería en su
maximalismo y lo sabe. Por lo tanto en lugar de contar la verdad a
los españoles y tratar de convencer para cambiar las cosas todos o
la mayoría, pues se dedica a las reconstrucciones históricas para
calmar a la bestia tradicional, empeño inútil como bien sabemos.
A esa fecha la
Historia lo llamará intento de diálogo, otros traición a España,
algunos sainete, auca, zarzuela o esperpento mal orquestado. La buena
intención no cuenta.
Eso de la propiedad de las piedras de España sigue siendo un buen argumento... para las piedras. Los besugos no hablan, solo nadan y comen.