El Año del Milagro




   Ha comenzado el año del milagro, ¿Por qué esta afirmación?, a poco que analicemos las circunstancias que se avecinan y sumando todas ellas no podemos poner otro calificativo al 2.019 que no sea ese, “el año del milagro”.

   Las perspectivas políticas son difíciles de centrar, para unos el avance de una derecha “reformadora” acabará con toda la basura que nos ha estado enfangando los últimos años, pero ¿de qué basura hablamos?, que se sepa , si bien nadie  se libra de culpa, precisamente es la derecha la que ha llevado al desencanto a la mayoría de los ciudadanos, o mejor, dejando al españolito aparte, ha sido la  mismísima Justicia la que ha dejado claro quién era quien, cosa que muy pronto esperamos suceda con los que de otra cuerda esperan  sentencia.

 Tenemos el avance de una derecha tripartita, unida ya no para alcanzar cargo, algo que siempre gusta a los políticos, sino para entre unos y otros limar aristas rechinantes o dar gusto a todo quisqui: los “españoles de bien”, los ultra patriotas, los críticos con la izquierda que no encuentra su sitio, los de que me quede como estaba, los miedosos de lo que no es igual… mientras para otros se hace indispensable aguantar como sea hasta el 2.020 es la técnica a seguir para demostrar hasta entonces de que logros se es capaz para nuestra sociedad, aunque la parálisis del presente nada augure. La  España eterna, la de las independencias, la de la izquierda igualatoria… todas en pie este año que comenzamos.

Para qué decir en cuanto al tema del feminismo; pongamos “sobre la mesa” el tema, que es frase muy de moda y que no quiere decir más que analizar como podamos en plan sencillo. La mujer ha ido abriéndose camino en nuestra sociedad con trabajo y méritos propios, otra cosa es el hecho de que algunos energúmenos sigan defendiendo su torre de superioridad a base de puños y puñaladas, eso no se niega. Pero el apabullante machaqueo feminista que considera patrimonio exclusivo de SU izquierda la defensa de unos derechos  que son innegables y ya están reconocidos, creemos que puede llegar a ser hasta perjudicial para las mujeres en algunos casos. Una cosa es la violencia destapada, no nueva, y otra que con ella se manipule la calle y se haga de la mujer un elemento subversivo contra todo y TODOS, se puede terminar cayendo en lo que se critica, porque podemos llegar a la creencia de que el enemigo es siempre el hombre, todos los hombres; la defensa de unos derechos como los que necesitan hoy por hoy dejar patentes y claros, no puede ser exclusiva de la derecha ni de la izquierda.

   Del tiempo en que la Ley exculpaba al marido ofendido al siglo XXI, ha llovido mucho, ha habido mucha lucha de la mujer con la compañía en ella de muchos hombres, pero lo cierto es se hace indispensable hacer una diferenciación entre la violencia en general y aquella que se lleva a cabo por el “derecho de propiedad” de algunos. No podemos volver atrás, y no podemos tomar como nuestras conductas de otras culturas que aún no han evolucionado en ese sentido y dejar que se instalen como algo propio entre nuestros jóvenes, y cuando decimos nuestros jóvenes, nos referimos también a los que tienen como sueño la incorporación plena a un mundo diferente del que proceden. Veamos la realidad tal como es, nuestras chicas, nuestras niñas saltan a la calle con su color morado como bandera porque tienen miedo. ¿El detonante? Ni podemos decir que sea causa de una sentencia mal interpretada o mal dictada, ni podemos decir que la causa sea proveniente de un tema mas racista que machista. 

El hecho cierto es el miedo y eso solo se cura de una manera: aplicación de la Ley ya existente, pero la ley, para que su aplicación sea completa necesita ser acorde al discurrir de la sociedad, necesita que se agilicen medidas de prevención del delito, de acompañamiento a la victima, de presupuestos para que el futuro de la misma no sea algo incierto que evite la denuncia por falta de protección, y, ante eso, TODOS tenemos que insistir, exigir  y poner en el punto adecuado la obligación tanto de las autoridades como de los ciudadanos. Lucha de la mujer, año de la mujer, que sea cierto, que este año se tome verdadera conciencia del protagonismo femenino, que se alce la voz de la mujer y alcance el lugar que por derecho, teson y lucha merece ocupar.

¿Y Catalunya? Aquí el gran grano. Este año se dictará sentencia  contra los ya juzgados de antemano por muchos. Nada tenía que haber llegado al extremo actual ni por una parte ni por otra, y mucho menos dando espectáculos mediáticos que manipulan  sentimientos, creencias, derechos, obligaciones; pero dicen que los idus de marzo esta vez pueden ser favorables a la pacificación del panorama, que negociaciones hay aunque ocultas, que todas las aguas empujadas por torrenteras económicas volverán a su cauce. Dudar no es de cobardes ni valientes, simplemente y aunque parezca una contradicción, dudar es de realistas con los pies en la tierra.

Nos quedan muchos milagros pendientes, claro está, pero  posiblemente el principal sea el de la JUSTICIA con mayúsculas. Si repasamos las tareas pendientes comprobaremos que en ellas el papel de la Justicia es indispensable. La Justicia, ese bien, indispensable para toda sociedad que se crea democrática  y justa, válganos la reiteración, está hoy por hoy absolutamente KO, como  el perdedor de un asalto de boxeo que ha sido incapaz de mantenerse firme ante el envite del enemigo. Mucho hay que hacer para recobrar la credibilidad, si es que alguna vez la tuvo, y no es precisamente por la vía de la política  por donde recuperarla. La Justicia debe volver a ser ejercida por hombres y mujeres independientes y buenos profesionales, no por trepadores a la  sombra o al servicio del partido  en el poder o aprovechando críticas al sistema, porque si son profesionales auténticos ocupados únicamente de su quehacer, empujarán para que leyes obsoletas sean reformadas, explicarán el por qué de sentencias incomprensibles pero ajustadas a Derecho, apartarán, señalarán al compañero que desvíe  justicia por intereses… La Justicia debe ser quien guie el caminar de la sociedad, y más en una sociedad como la nuestra, hoy en día en la que todos sabemos, criticamos, condenamos o absolvemos guiados en muchas ocasiones por otros profesionales, los de la información, que en demasiadas ocasiones desinforman y manipulan dependiendo del sello que suscribe la nómina.

Por todo, y con todo el año del milagro debería ser el de la Justicia, de ella depende tanto  como  esperamos, Justicia plena, sin mayor  coletilla que la califique, porque si no conseguimos alcanzar ese fín, ninguna lucha habrá tenido sentido.
Feliz Año Nuevo.