Marzo, con M de Mujer
Es
ya marzo, es el momento, todo listo el ánimo de lucha volcado con la
fiesta, los slogans mil veces repetidos. Todas bajo la misma bandera
en defensa de lo que por derecho nos corresponde, plantando cara al
mundo y a la sociedad hipócrita que dice pero no hace.
Aquí
estamos, un mar joven que olea desde la infancia hasta los 80, las
que esperan de nosotras un futuro mejor y las que lucharon de verdad,
con sudor y lágrimas por alcanzar lo que hoy tenemos aun no lo
justo, lo nuestro.
Vamos
a la calle todas, vamos a gritar nuestra indefensión ya no
ante las bestias que aun andan sueltas disfrazadas de corderos muchas
veces, lo hacemos para despertar de su largo sueño a la
Justicia, a soliviantar el dolce far niente de los políticos
cuando las campañas acaban, la pasividad de mis vecinos y de mi
entorno todo si llega el caso, a que se respete y retribuya
mi trabajo por bien hecho y por justicia.
En
marzo hemos cambiado el duelo de un recuerdo por la alegría de la
lucha justa, nadie nos recrimina, no se atreven porque ahora YA somos
más. Nuestra plenitud aun no alcanzada, empuja, se hace oír. Que no
manipulen, aunque ya no pueden, que la mujer en marzo ni es de
izquierdas ni de derechas, ni tan siquiera apolítica; la
mujer se deja teñir de morado, se pinta la cara, se lanza a la
calle, no por que otros lo digan, es porque falta mucho por
recorrer, porque ayer o da igual cuando, otra de las nuestras
nos dejó a manos de un animal, es porque otra niña temió volver a
casa sola y tuvo razón, allí estaban esperando a la presa, y
es porque pese a lo que creemos alcanzado, sigue habiendo
alguien que piensa para sus adentros “algo haría” o, lo
que es peor y más hiriente, dará respiro al que actuó
“bajo trastorno momentáneo irrefrenable, o enajenación
mental” .
Es
marzo y soy mujer, como lo fui hace un mes o muchos años, no siento
la necesidad de saltar a gritarlo a la calle porque lo he hecho
siempre con mis actos, con orgullo de serlo, con rabia de sufrirlo;
he empujado con todas mis fuerzas por alcanzar justicia para todas
aquellas mujeres silenciosas que me rodearon en el trabajo, en el día
a día.
Sí,
soy mujer y exijo el puesto en la sociedad que merezco por mis
propios valores, no por cuotas representativas que corren el peligro
de elevar a quien no sabe con el consiguiente desprestigio. Me he
movido en un mundo de hombres, hombres progresistas e
implicados en un cambio social igualitario y pese a ello, he sufrido
su reproche por mi sexo, por enfrentarme al macho inigualable.
Pero
en marzo no acaba la lucha con un color por bandera, me niego a que
el boom mediático me silencie y ponga en mi boca o mis hechos lo que
a otros interesa. Nunca consideraré al hombre mi enemigo, sería
absurdo, pero sí intentare cambiar el tatuaje que muchos tienen en
su cerebro genéticamente marcado, aunque en público lo oculten.
En
marzo la fuerza de la Ley no lo es más, en marzo pese a todo siguen
matando, en marzo se mira a otro lado, se silencia, se hacen oídos
sordos no solo al dolor físico sino al dolor de la cola del hambre
con un taper en la bolsa reciclada mil veces de cuando compraba en el
súper que ya no visita, al pan barato en la mano del hijo sin más
adorno que el que dá el hambre, al dolor de ver hundido al
hombre compañero de tu vida, que no consigue cumplir con su papel de
mantener casa y comida.
Por
eso no celebro marzo, me duele que es bien distinto y clamo como
puedo por igualdad en el trato, no más ni menos, ser, tener el
derecho y la obligación de mantener la cabeza alta frente a todos y
en lo que tu capacidad o voluntad te otorgue ocupar tu lugar con
altanería si es preciso, con soberbia, con orgullo de haber
alcanzado lo que querías sin regalos.
Los
políticos me manipulan cuando quieren, las leyes no me
protegen, los jueces me “interpretan”, los
periodistas me ven como carnaza de noticia y cuando todo esto
realmente se denuncie sin cortapisas, ese día me vestiré de fiesta
y saldré a pasear con mis mujeres al sol de la libertad
completa.
Marzo
con M de Mujer no debe ser un paréntesis, cada año un
marzo a celebrar los nuevos logros, los pasos caminados en los
365 días y cada año en la fiesta los compañeros con
nosotros, los hombres de verdad que nos animan y abren la puerta de
la libertad completa, tantos años cerrada a la mujer por
ignorancia, por dominio, por miedo.
Una mujer carlista.
Una mujer carlista.