POBREZA ENERGETICA
Definición oficial de
Pobreza Energética
“La pobreza energética es la situación en la
que se encuentra un hogar en el que no pueden ser satisfechas las necesidades
básicas de suministros de energía como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente
y que, en su caso, puede verse agravada por disponer de una vivienda
ineficiente en energía”
Durante la última
campaña electoral, se abordó constantemente por los partidos hoy en el Gobierno
este tema ya entonces candente y en el presente de una gravedad extrema;
innegable es la toma de ciertas medidas de urgencia, a todas luces
insuficientes por no atajar la base del problema existente.
Según la ministra competente María Teresa
Ribera, el tema se incluyó con carácter de urgencia en el Marco Estratégico de Energía
y Clima, (organismos que no falten), dando posteriormente lugar a una
adecuación del Bono social existente. Pasamos a tener un Bono social Eléctrico
y un Bono social Término, con menores restricciones de aplicación al incorporar
como motivos de concesión en el periodo de Alarma por la Covi 19 el tener un
miembro de la unidad familiar en paro, estar en ERTE y/o en reducción de
jornada laboral y por tanto de ingresos y la total prohibición del corte de
energía en fechas especialmente complicadas térmicamente.
Esta es la postura
oficial, la real es la que los ciudadanos comprueban en las facturas que las Compañías
Eléctricas emiten puntualmente.
Si el estudio del
consumo familiar ha detectado malos usos, (sociedad de consumo descontrolado)
esos estudios ignoran la existencia de un 10% familias que en riesgo
extremo de pobreza o ya en ella ( se espera un aumento de seis millones), no
encuentran salida a su situación, al estar su bono social incluido en la
llamada facturación de acuerdo con la fluctuación
del Mercado Energético, variable dependiendo de
producción y consumo, con un sistema establecido en su día por el Ministro pepero Soria del
PP, y que
únicamente favorece a las empresas comercializadoras, como siempre, lo que
debería ser gratuidad, se ve incrementado, aunque sea en cantidades mínimas.
Las empresas productoras
y comercializadoras de energía han sido, son y serán en este país absolutamente
intocables, las oligarquías propietarias de las mismas desde siempre y la
incorporación a sus cargos directivos de políticos de todo ámbito, que
encuentran en esa puerta giratoria un buen futuro, impiden tomar medidas reales
de protección al consumidor, muy al contrario, con medidas proteccionistas a
las empresas siempre se mantienen los
elevados precios de consumo.
La urgente necesidad de
implantar una producción limpia y económica, es muchas veces paralizada y
obstruida (no olvidemos como se estafó a los
propietarios, privados y comunales de parque solares). No es entendible
que un país con un índice de días solares altísimo, no sea una de las primeras
potencias en esa energía solar, ni lo es que la energía eólica esté aun sin un
pleno desarrollo, mientras se siguen subvencionando las no renovables y más
contaminantes.
Si gravísimo y urgente es el
problema de la vivienda social, tanto o mas lo es el de la pobreza energética,
teniendo en cuenta la crisis económica que atravesamos y que por desgracia se
nos plantea como futuro. La falta de energía en los hogares agrava aún más su
caída en exclusión social, aislándolos
entre otras cosas de la conexión telemática indispensable para la vida laboral
y educacional, hoy por hoy impuestas por una situación de alerta prohibitiva
pero no resolutoria, las prohibiciones siempre deben ir acompañadas de pautas
para que el desarrollo de la vida laboral y social se mantenga en lo posible de
la mejor manera y ese no ha sido el caso desde Marzo de 2020, en que las medidas tomadas han sido restrictivas y
en algunos casos oficialmente se han dado soluciones que nunca llegan a ser
realidad para los ciudadanos. D.