¿SOLO ES ESTO? NO.
Desde entonces, tiempos convulsos
en los que el hombre como protagonismo del rotar diario de esta tierra, dio un
gran paso atrás. Hoy un hecho insólito lo ha puesto de manifiesto, una mínima
pieza descolocada puede pararlo todo, un simple buque puede dirigir la economía
mundial.
La multidependencia del sistema
de producción, para el que la deslocalización fue un arma indispensable,
mediante la cual se priorizo el ahorro económico a los derechos laborales de
los trabajadores, hizo preciso la creación de una red de intercomunicación
perfecta, nada es producto final consumible sin la participación de múltiples
partes diseminadas a lo largo y ancho del planeta y la dependencia de los sistemas energéticos y
su distribución son el verdadero motor de todas y cada una de esas partes de
producción, lo que realmente conlleva a una dependencia total de la ya
mencionada red de comunicación y distribución, si tenemos en cuenta que es la
energía no renovable la que ocupa el primer lugar en la elección de sistemas
energéticos, inexplicable opción que beneficia solo a quien ha sabido manejar
bien los hilos.
Pero, ¿qué y quien distribuye?.
La distribución energética, el petróleo, ya está expuesta, esa seria la del
motor productivo, las partes del engranaje que mueven las cadenas de montaje de
miles de fabricas que nos dan el producto final, las toneladas de
materiales destinadas al consumo desaforado que eleva o baja los índices de las economías estatales, esas
pequeñas cosas, productos insignificantes en apariencia, sin importancia, que
unidas se elevan a miles de millones de euros/dólares, tienen un productor
principal, China.
Si concluimos y resumimos estas
reflexiones, nos encontramos con algo evidente, todo depende de dos hilos
dirigidos cómodamente por dos gigantes dejados crecer por la avaricia de las
políticas económicas occidentales, Países Árabes y China, son los dueños de los
interruptores que paralizan o ponen en marcha nuestras insignificantes vidas;
¿o no?.
Pues algo tan complicado como todo eso, ha
encontrado en la madre naturaleza su neutralizador, una tormenta de arena, sí
simplemente eso, un buque gigante y un canal imperfecto y la paralización de la
economía mundial esta servida.
La imperfección humana sigue
siendo permanente, no cabe duda. D